Ya le hemos dicho adiós al 2008. Pero yo me resisto a dejarlo atrás. Este ha sido un año muy especial, el año en el que cumplí uno de mis sueños. Durante 10 meses, viajé por Sudamérica con mi novio, visitamos Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia y trabajamos de voluntarios en Argentina y Ecuador.
Sudamérica había sido mi viaje soñado desde que tengo uso de razón. Dice Maruja Torres, en
Amor América (un libro que sin duda contribuyó a alimentar mi sueño):
¨La mayoría de nosotros lleva enquistado, desde siempre, un viaje, que no es una visita ni una vacación, sino un sueño. (...) Por algún extraño motivo, de los que solo el corazon entiende, mi viaje interior fue siempre hacia América Latina¨
Por suerte, mi viaje soñado se hizo realidad y la realidad superó a la imaginacion con creces. El viaje fue fantastico, lleno de experiencias interesantes, de encuentros inesperados, de gente especial, de cosas aprendidas, de momentos compartidos con mi pareja. También, por supuesto, de frustraciones, incomprensiones culturales, el conocimiento de una realidad pobre, limitada, sin futuro. Pero a la vez, la inspiración para tratar de hacer algo más para ofrecerles a otros un futuro que les debería venir dado.
Y, por supuesto, recuerdos:
¿He cambiado? Es difícil saberlo. A la vuelta, no he podido evitar caer en algunas malas costumbres del pasado, sobre todo mi tendencia a la preocupación, por todo y por todos, olvidando rápidamente lo afortunada que soy. Pero quiero pensar que soy más consciente de la realidad de los otros, más abierta a otras ideas, más crítica con las verdades establecidas.
Mis propósitos para el año nuevo incluyen no olvidar lo aprendido, inspirarme en lo vivido, seguir experimentando esa sensación de libertad que te da viajar por un largo tiempo, concentrarme en vivir una vida más simple, y seguir pensando en maneras de ayudar a los que más lo necesitan, a ambos lados del charco, y al planeta.
Brindo para que el 2009 traiga más oportunidades, experiencias e inspiración.